Hay personas qué opinan que una cosa es pensar y otra sentir, algunas hablan sólo del cuerpo y otras de le mente; lo cierto es que tanto el cuerpo como el pensamiento y la emoción están íntimamente ligados a través de impresionantes redes neuronales que funcionan en conjunto.
David Gelernet afirma que "las emociones no se pueden separar del pensamiento", mientras que Carl Rogers afirma que "gracias al desarrollo emocional, el ser humano socializa, impone sus normas y reglas, vive con ciertos valores, se entrega a los demás, aprende, y madura".
Las emociones son energías en movimiento que pueden controlarse, manejarse y expresarse, estimula grandes áreas del cerebro logrando conexiones poderosas entre el pensamiento. Por tanto, a mayor en el aprendizaje, mayor integración de este.
Quienes involucran emociones en el arte de vivir tendrán normalmente mayor éxito en los resultados que esperan alcanzar. Y al mismo tiempo, si aprendes a manejarlas, aquellas serán un punto crucial para tus aprendizajes.
Un ejercicio muy sencillo para enseñarles a los niños a manejar sus emociones es retardar la gratificación. Si un niño quiere algo y la emoción hace que su energía se desequilibre y se traduzca en un berrinche, busca un cronómetro y dile "en cinco minutos sonará una campanita; entonces te daré lo que pides". El niño aprenderá a esperar manejando su emoción, traduciendo está en esperanza. Al niño tal vez no le cueste tanto trabajo, como al padre que es el que acaba sediendo con las exigencias de su hijo.
Tal vez te has de preguntar ¿qué haces tú para ayudar a tus alumnos con sus eventos de ansiedad?, pues yo uso un método que me ha traído magníficos resultados. Hace muchos años por ahí del año 1988 a 1990, salió al mercado una consola de videojuegos en la cual se podía jugar juegos muy sencillos, pero que en la actualidad puedes conseguir para usarlos en tu PC.
Mis alumnos deberán jugar alguno de estos juegos por 15 minutos al día con la finalidad de que aprendan a manejar sus eventos de ansiedad, en éstos juegos como el (pacman) siempre hay un malo que te persigue, eso genera en el niño una ansiedad y si no la controla, se disparan algunos neurotransmisores en su cerebro convirtiendo el evento en un gran berrinche; y no hay manera de hablar con el chico hasta que los niveles de esos neurotransmisores se bajen. Una manera de que el chico aprenda a controlar esos eventos es con los videojuegos, esto no los hace adictos, porque solo se exponen 15 minutos al día.